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LA FAMILIA A LA LUZ DE LA BIBLIA
Al casarnos nuestro primer libro que compramos fue la Biblia, para ponerla en una mesita de nuestra habitación, era como un adorno mas de nuestro hogar, se mantenía con sus paginas nítidas, por el poco uso que le dábamos, y abierta (en el salmo 23); a medida que hemos conocido el gran poder de DIOS y el gran valor que hay en la Biblia, nos mantenemos manoseándola diariamente; siempre estamos consultándola y adaptándola a nuestra vida.

Así como todos los días estamos pendientes de la radio, de la televisión, debemos también estar pendientes de las “últimas noticias” que Dios tiene para nuestra familia cada día. Cuando Pablo afirma que la Palabra debe HABITAR en nosotros, nos está señalando que la Biblia debe ser un “habitante” en nuestra casa. No puede faltar. Un habitante no es alguien mudo, arrinconado, sino una persona que tiene parte activa en la vida de la familia. La Biblia es Dios que habita en nuestra casa, nos habla y nos dirige. Toma parte activa en nuestra vida de hogar.

En las páginas de la Biblia, Dios anima a los padres a interesarse personalmente en grabar principios correctos en la mente de sus hijos. Puede parecer más fácil pasar esta responsabilidad a otros. (Vamos muchacho alístense que van pal´ catecismo). Pero el hacer eso significa perderse una experiencia muy enriquecedora. Significa renunciar a la oportunidad de llegar al corazón de su hijo como ustedes y solamente ustedes pudieran alguna vez hacerlo.

No hay mejor lugar que la familia para que papá y mamá (tu hermano, hermana que estas ahí) introduzcan a sus hijos en el conocimiento de la Palabra de Dios. Se puede aprovechar algún momento de la jornada para que todos los de la familia oren juntos; por supuesto, en la oración de familia no puede faltar la lectura de la Biblia acompañada de un breve comentario hecho por el papá o por la mamá.

Cuando el niño aprenda a leer, anímenlo a que le lean la Biblia a ustedes, y a veces a leerlo para sí mismo. Mientras más lo lea, más profundamente se grabará en la mente y el corazón de su hijo el buen consejo de la Biblia. (Siempre recuerdo la parábola del hijo prodigo, que me la leyeron en un retiro cuando era menos joven). Pero, para fortalecer los lazos de afecto y respeto entre ustedes los padres y su hijo, ciertamente lean la Biblia juntos, y háganlo con regularidad.

¿Por qué no utilizar tiempo buscándolos juntos en la Biblia? Ustedes y sus hijos pueden así aprender a usar bien la Biblia. Expliquen lo que dicen estos textos. Ayuden aclarar cualquier palabras difíciles de los textos, Al hacer esto, estarán dirigiendo la atención de su hijo a la más excelente fuente de guía en la vida, la Biblia. Invéntense un juego con la Biblia, o en el obispado venden un librito que se llama aprende la Biblia jugando; les aseguro que le va ayudar mucho.

Podemos encontrar en Deuteronomio 6, 6-9

“Graba en tu corazón los mandamientos que yo te entrego hoy, repíteselos a tus hijos, habla de ellos tanto en casa , como cuando viajes, cuando te acuestes y cuando te levantes, grábalos en tu mano como una señal y póntelos en la frente para recordarlos. Escríbelos en los postes de tu puerta y a la entrada de tus ciudades”.

Hermanos que sabio esta esto de repetir y repetir la palabra de Dios a nuestros hijos ya sea en la casa, o cuando lo llevamos de paseo, o a sus colegios, al escucharnos ellos Irán aprendiendo los versículos claves de la Biblia y les quedaran grabados en sus corazones.

Nos da mucha tristeza ver como nuestros hogares, cada día más, se están paganizando; los criterios del mundo tienen entrada libre por medio de los medios masivos de comunicación. Los maestros diarios de los niños y jóvenes son los televisores. Contra todo este torrente de aguas sucia que ha ingresado en nuestras casas, está la Biblia para contrarrestar y purificar tantos criterios paganos.

Ante tantas teorías de sicólogos, filósofos, pensadores no cristianos, la Palabra de Dios debe ser el punto de referencia para la familia para “escrutar” cuál es el punto de vista de Dios en medio de este mundo enloquecido y desorientado.

Muchos se afanan en participar en cursos de psicología, de relaciones humanas, de control mental. En el fondo todos buscamos la forma de cómo ser felices, cómo vivir mejor. Seguramente muchos han olvidado o ignoran lo que dice el Salmo 1 de la Biblia: “Dichoso el hombre... que día y noche medita en la ley del Señor...”. La Biblia describe a este hombre feliz como un árbol plantado junto al río: tendrá frutos en todas las épocas del año.

De nada sirve “ser enciclopedias ambulantes”, llevar el cerebro repleto de conocimientos, si las personas son infelices. Muchos padres de familia se afanan en que sus hijos tengan un buen colegio, que puedan estudiar en el extranjero. Pocos le dan importancia a la felicidad que se deriva de “meditar día y noche en la ley del Señor”. Lo más importante para un ser humano no es lo que tiene o sabe, sino lo que se “es”. Allí está la felicidad que nos enseña, mejor que cualquier otro libro, la Sagrada Escritura.

Sólo la familia que oye las palabras de la Biblia y vive de acuerdo a ellas, permanecerá firme frente a los problemas, pruebas y angustias de la vida actual.

Neftali y Esiel Lamouth
¡Familia Amino se Valiente! 

2-sept-2011
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Dale Prioridad a Tu Familia
Nuestras tareas diarias fácilmente se pueden apoderar de todo nuestro tiempo. Si no tienes cuidado puedes terminar invirtiendo todo tú tiempo preciado en las cosas que se te presentan y se te pide que hagas y no sacas tiempo para hacer lo que verdaderamente tiene prioridad.
El matrimonio y las relaciones familiares necesitan de algo muy preciado para prosperar: Tiempo. Por desgracia son raras las veces en que tenemos este preciado ingrediente dentro de nuestra receta familiar. Estamos acostumbrados a dedicar la gran mayoría de nuestros recursos y tiempo en cosas que pensamos que nos van a rendir fruto. No le dedicamos ese tiempo a nuestra familia y/o matrimonio porque no queremos darnos cuenta  de los beneficios que nos da el matrimonio.
Hemos podido observar que la mayor parte de las relaciones matrimoniales y familiares fracasan debido al poco esfuerzo y tiempo que se le invierten. Las parejas y familias que dedican al menos media hora de atención exclusiva el uno con el otro, observarán un incremento dramático en la calidad de sus relaciones. Cuando hablamos sobre tiempo exclusivo queremos decir: un espacio de tiempo en que la pareja o familia dialogan sin interrupciones de parte de TV, Internet, juegos, revistas, los hijos (si es para matrimonio), trabajo o cualquier otra cosa que no sea tú y tu cónyuge. Queremos darte algunas técnicas sencillas que puedes usar para asegurar que este tiempo se logre. A nosotros nos ha dado resultado y también a ti querido lector también te podrá ayudar.
·         Aparta un tiempo específico para estar con tu familia y otro para estar con tu cónyuge todos los días.
·         No dejes que nada te desanime, aunque no haya sido la experiencia más agradable, debes seguir, a veces toma tiempo en acostumbrarse a relacionarse de nuevo.
·         Mide tu tiempo frente a distracciones como: la computadora, televisor, haciendo tareas del hogar o trabajando.
·         Ponle límites a las exigencias que hagan los demás sobre ti. Dile que no a las personas y actividades que roban tu tiempo.
·         No pierdas el tiempo en discusiones durante el tiempo de conversación, desvía la conversación hacia el tema y no hacia los desacuerdos.
·         Comienza las conversaciones hablando sobre asuntos en que están de acuerdo, no puntos controvertibles.
Si estás dispuesto a salir de la rutina y dedicarle tiempo a lo que verdaderamente requiere tiempo, verás una gran diferencia en tu matrimonio y hogar. Dios bendice modelos y los modelos de relaciones saludables son un modelo que Dios puede bendecir y prosperar hasta la cuarta generación. Que así haga Dios con tu vida.
Neftali y Esiel Lamouth